sábado, 21 de febrero de 2015

El canto del ruiseñor

Llegaste como el viento a mi ventana
y, como era habitual en la mañana,
al tomar el café,
escuche tu canto.

Nuca te veía, solo te escuchaba. 
Era melodía a mis oídos
alegrando mis mañanas,
pero un día preste a atención a tu canto
y por primera vez te vi.

No me acerqué a ti, 
para no asustarte, y pensé:
¿que te trajo a mi jardín de rosas
con su perfume en la mañana?

 ¡Ah, mi ruiseñor! 
Canta, canta, que tu canto
me alegra la mañana,
Pero cuando marquen las doce
en el reloj, 
volaras de nuevo,
y yo me quedo aquí, 
esperando al que
el día caiga 
llegue la mañana,
para escuchar tu canto.