En esa búsqueda de la felicidad nos obsesionamos con intentar alcanzar todo aquello que creemos es importante; posición económica, bienes materiales, el éxito profesional, la belleza, todo por ocupar el número uno. Una máquina de trabajo, un esclavo de su propio tiempo al idealizar el concepto de la felicidad, en algún momento las ideas implantadas por nuestra sociedad conducen al la ansiedad, es la enfermedad común en nuestra década que conlleva al posible detónate del consumo de sustancias para poder soporta la presión impuesta por nuestra sociedad.
El tema es la felicidad y como alcánzala sin obsesiones. En un examen arduo y consiente de nuestras capacidades sin comparaciones absurdas, enfatizando esa parte de nuestro cerebro social importante para el aprendizaje por medio de las neuronas espejo. En un trabajo individual con la empatía que se requiere a la vez, dándole el tiempo justo a cada cosa, no caeremos en la ansiedad ni en las obsesiones.
